El envío de manuscritos es el primer contacto que la editorial va a tener con sus posibles autoras y autores. Para que esta comunicación sea lo más favorable para ambas partes, conviene que el escritor tenga en cuenta una serie de recomendaciones que suelen ser comunes y útiles para todos sellos editoriales.
Seguir estos pasos no asegura que un libro vaya a ser publicado, pero sí hace que sea mucho más viable que este llegue a ser estudiado en profundidad por el equipo de edición.
Estudiar las condiciones de la editoral
Cada sello impone unas condiciones a la hora de recibir manuscritos. Por ejemplo, puedes encontrar las de Adel Editores aquí.
Generalmente, todas las webs de estas empresas cuentan con un apartado específico en el que indican qué tipo de edición trabajan y qué tipo de escritos esperan recibir. Qué estilo de libros públican, qué géneros e incluso otros detalles como si las obras deben de ser de autores de un territorio concreto, si aceptan traducciones, libros ilustrados, etc.
¿Aceptan manuscritos?
Generalmente, las editoriales no tienen siempre abierto el proceso de recepción de manuscritos. Es importante revisar este punto, porque los trabajos que llegan fuera de plazo son descartados sin que pasen al proceso de valoración.
Adaptación del manuscrito
Algo que se olvida en muchas ocasiones es adaptar el manuscrito a lo que solicitan desde la editorial: en muchos casos será necesario aportar el texto completo y nada más, pero otros sellos, como Adel Editores, prefieren el envío de unas pocas páginas, a las que se les ha de sumar un dossier explicativo.
Invertir unos minutos en preparar el manuscrito según los requisitos de cada editorial es, de nuevo, una forma de ponérselo fácil a los editores a la hora de estudiar tu propuesta.
Cuida el email

No es raro encontrar emails de autores que no escriben asunto, no incluyen unas palabras en el cuerpo del correo o que incluso se dirigen a otras editoriales por error. Entendemos que pueden ser muchos los envíos que se hacen de un manuscrito pero, de nuevo, dedicar unas palabras personalizadas a la editorial siempre es un gesto a tener en cuenta.
En ellas, se puede explicar por qué la obra se adapta a lo que busca cada editorial en concreto o incluso cuáles son los motivos por los que el trabajo de esa empresa te parece interesante para tus textos.
Utiliza la vía de contacto adecuada
Si la editorial cuenta con un correo para el envío de manuscritos, no resulta conveniente utilizar otro, enviarlo a redes sociales o contactar por teléfono. Lo recomendable es respetar el protocolo de trabajo marcado por los editores y, sobre todo, ser respetuosos con sus tiempos y procesos.
De manera adicional, seguir los pasos marcados es la mejor forma de asegurarse de que la propuesta llega correctamente y será estudiada.
Habla sobre tu proceso creativo
En el caso en el que sea posible, es interesante aportar este tipo de información relativa a la obra: si el título es provisional o tiene un motivo de ser, el número de palabras o páginas, si está o no estructurado en capítulos o algún otro detalle que sea útil tanto para entender el manuscrito como los posibles márgenes de cambio en el proceso de edición si lo llegara a haber.
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